Muchos de nosotros nos consideramos buenos en lo que hacemos. Profesionales responsables y comprometidos con nuestra tarea. Sin embargo, estos atributos no nos transforman en referentes de nuestro sector. “Ser un referente es convertirse en una persona que, basado en sus resultados y en el prestigio conseguido a través de los años (por su coherencia, consecución de objetivos y logros destacados) es observada por el conjunto del mercado como alguien a tener en cuenta, y su opinión es valorada. Posee un desarrollo profesional firme y mantiene un equilibrio entre lo que aporta en los sectores que se desenvuelve, y sus valores profesionales y personales”, explica Daniel Colombo, Máster Coach especializado en CEOs, alta gerencia, y equipos de trabajo; comunicador profesional; facilitador de procesos de cambio; conferencista internacional y autor de 28 libros. Y agrega: “Las personas que se destacan de verdad saben adelantarse a las tendencias, son observados como amplios conocedores en su materia, y son fuente de consulta permanente”.
MÁS BENEFICIOS
Tenés que saber que cuando te transformás en referente el mercado comienza a considerarte en un grado superior de excelencia profesional. Y esto claro trae muchos beneficios para tu negocio: aparecen nuevas y más oportunidades, se da un networking más efectivo en todo sentido, y un negocio, en general, con mayores posibilidades de éxito. “El referente es más requerido para participar con su experiencia y conocimiento. Además, con el tiempo va ganando mayores espacios de participación. Hay un modo de hacer, transmitir, comunicar y conectar las ideas con la acción que lo distingue de los colegas. Al referente lo determina su prestigio y su reputación”, detalla Colombo.
¡A LA ACCIÓN!
Ser referente es algo que se construye a lo largo de muchos años. Una actitud de vida. Colombo, comparte 13 consejos que pueden ayudarte a transformarte de muy bueno en lo profesional a un referente. Solo es cuestión de tiempo, constancia y de ser congruente en tu vida:
- Dedicate a aquello en lo que eres extraordinario. Las personas no somos sobresalientes en todo. Por eso sostené tu visión interna alineada con aquello en lo que eres realmente bueno, y expandilo tanto como sepas y puedas. Aprovechá las oportunidades.
- Mantené el foco. Debés sostener el enfoque en lo principal, lo que te llevará a decir que “no” muchas veces a centenares de propuestas que no estén alineadas.
- Promové tu marca personal. Cimentá tu desempeño creando un estilo que te defina.
- Compartí conocimiento desinteresadamente. Establecé redes de contacto para tener mayores oportunidades de enseñar lo que sabés.
- Tené mucha paciencia. No hay un plazo para convertirte en referente. Puede tomarte casi toda la vida.
- Formate tanto como puedas. Es clave que te sigas actualizado, y estudiando aquellas disciplinas que te ayuden a mejorar cada día.
- Diferenciate de tu competencia. Debés tener tu sello personal distinguible a simple vista en todo lo que hacés.
- Integridad. Debés ser coherente entre lo que pensás, decís y hacés, tanto en tu vida profesional como personal.
- Viralizá tu obra. Utilizá todos los recursos disponibles para multiplicar tu obra y tu talento. Sabé que los referentes llegan mucho antes que los demás, por eso se distinguen y son especialmente respetados y considerados como innovadores natos.
- Creá valor permanentemente. Añadir valor es estratégico para cualquier referente, porque gente buena hay a montones. Lo difícil es distinguirse y encontrar el espacio apropiado.
- Anticipate a los cambios del mundo. Generá una corriente de conocimiento a partir de tu experiencia, para guiar a otros en los cambios acelerados que vive el mundo.
- Desplegá tu don. Publicá libros; brindá conferencias; entrená a otros; acompañá a los más jóvenes; participá como voluntario en acciones solidarias; entregá conocimiento a los más vulnerables… transmití tu experiencia de todas las formas posibles.
- Mantenete humilde. Una característica de los referentes que trascienden a la historia es su rasgo de humanidad. ¡No lo olvides!